La musa que vive en mi cabeza (y a veces en mi corazón)
me sonríe al espejo como quien coquetea, su mirada reclamante se adueña de esa
inspiración mezclada que aprisiono en mi ser; ella que vive en mi recuerdo, en
mis sueños y en mi piel me pide que la toque como mejor se hacerlo…
escribiéndole.
En ese espejo donde nos reflejamos, la miro con severidad
y sin preguntar le exijo su presencia en mi existencia, ella sonríe y le da a
esta noche ese disfraz de ingratitud y de nostalgia, son esas noches que no
quieres que existan… esta noche es una más que me impide tocarla.
Tengo tu nombre en la punta de la lengua, tengo tu beso
aun fresco en mis labios… y tu piel, tu piel bendita perdida entre sabanas…
recuerdo ingrato, recuerdo ruin… Mi musa, mi dueña, mi inspiración, la culpable
de que sea lo que soy, lo que no soy y lo que quiero ser; la artífice de estas
historias apócrifas que empezó en una noche de setiembre, la misma noche en que
me diste vida cuando quería morir.
Tu imagen imponente y majestuosa, la diosa de mi
literatura, la autora motivacional de estas líneas, la que hace juego con el
laberinto de mis historias… la que me mira desnuda en el espejo, la que sonríe
coqueta y fresca… la que me susurra en sueños los deseos de su existencia… la
que hace de sol en mis veranos y mi abrigo en mis inviernos… la que contemplo
mientras escribo.
Mientras la miro en ese espejo que ya se hizo parte de,
vuelve a susurrarme historias al oído… esta noche escribiré en tu espalda
desnuda y empezare por tu nombre que hace juego con lo que voy a crear, tu
nombre que hace juego con este universo que invente para nosotros, en cada
espacio acondicionado para los dos… para vivir, para reír, para soñar, para tu
desnudez, para tu piel, para tus encantos, para tus secretos, para… lo que
quieras.
En esta noche sin luna, de un verano frio te busco en mis
recuerdos y mis historias, entre mis te quiero sin color y mis te amo
desatinados y encuentro una historia que nunca llegue a terminar, y así se quedó,
inconclusa, incompleta, sin final… en esta noche sin luna y donde la única luz
es un cigarro, siento tu presencia caminar descalza por la alfombra de la habitación,
enfundada en mi camisa blanca (que ya es tuya) me regalas un beso y me abrazas devolviéndome
la inspiración… sin embargo me aferro a tu abrazo dejando esa historia
inconclusa en tus manos… líneas finales que algún día te animaras a escribir.
Hay una sonrisa, varios besos… un poema, una canción… dos
miradas, un guiño… dos manos, tres caricias… una cama, dos cuerpos… dos
cuerpos, un amor… dos corazones, una pasión… dos amantes, una lujuria… tres
personas, un pecado… una mentira, dos verdades… una historia, mil recuerdos…
mil recuerdos, un nombre… un nombre, una mujer… una mujer, tu recuerdo… tu
recuerdo, un café… un café, un cigarrillo y una noche complementa esta suerte
de prosa algo poética llena de un encanto que no muere, del nombre y el
recuerdo que siempre, siempre termina llevándome a recordarte.
Mientras desapareces como muchas noches… me recuerdas que
no hay historias sin inspiración… y créeme que este blog no existiría si no existieras
tú.